A las chicas nos encanta estar a la moda. Tal vez no todas sigamos las últimas tedencias de las pasarellas internacionales, pero de alguna forma acoplamos a nuestro look las prendas que están en boga, de modo que no sea una simple imitación de otras personas, sino una manera de hacer más “cool” nuestro estilo.
Una prenda ideal, por lo menos en mi caso, es aquella que pueda usar en diferentes situaciones con total comodidad y sin sentir que estoy “fuera de lugar”. De ahí que tenga especial afición -y al igual que yo, muchas chicas de nuestra edad- por usar leggins.
Sí, estas famosas mallas o calzas no son un prenda reciente. Como mucha de la moda que circula hoy en día, tiene unaonda retro, en este caso, inspirada en las licras que se usaban para hacer aeróbicos allá por los años ochenta. Sin embargo, ahora son mayores las posibilidades de adecuarlas a los estilos más disímiles.
Hasta hace poco solo podíamos vestir leggins largos en colores negro, marrón y gris por temor a no equivocarnos y porque no había más opciones. Pero como “en gustos y colores no han escrito los autores”, cada vez es mayor la variedad y las maneras de combinarlos.
Hay leggins 3/4 (de los que llegan hasta debajo de la rodilla), con encarrujados laterales, con bordes de diferente color, de latex de cuero, con estampados de animal print, semi-transparentes… En fin, cualquier motivo y aplicación que se nos ocurra siempre será bienvenida, con la única premisa de que no afecte el moldeado de nuestra silueta.
Precisamente, la forma en que los leggins delinean nuestras piernas es -junto a su versatilidad- una de las cosas que más nos gusta de tan sexy prenda. Esta se ve genial con un miny dress o polo largo suelto, que es muy conveniente tanto para las flaquitas como para las que tienen unos kilitos de más. Y si tienen la suerte de lucir una figura torneada, cómprense un modelo más ceñido y verán los impactantes resultados.
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